El expresidente de Uruguay José “Pepe” Mujica falleció este martes a los 89 años, como consecuencia de un cáncer de esófago que se le había diagnosticado en 2024. Su muerte marca el cierre de una etapa en la historia política del país sudamericano, en la que Mujica fue una figura central durante más de medio siglo.
Mujica nació el 20 de mayo de 1935 en Montevideo. Durante su juventud se incorporó al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una organización guerrillera de inspiración marxista y nacionalista que actuó en Uruguay durante las décadas de 1960 y 1970. Participó en varios operativos armados, incluido el asalto a la ciudad de Pando en 1969, y fue arrestado en varias oportunidades. Estuvo detenido durante casi 15 años, una parte de ellos como rehén de la dictadura militar (1973–1985), bajo condiciones extremas.
Tras su liberación en 1985, con la restauración de la democracia, Mujica ingresó a la vida política institucional. Fue electo diputado en 1994 y senador en 1999. En 2005, asumió como ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca en el primer gobierno del Frente Amplio, liderado por Tabaré Vázquez.
El 29 de noviembre de 2009 fue elegido presidente de Uruguay y asumió el cargo el 1 de marzo de 2010. Su gestión, que se extendió hasta 2015, estuvo marcada por la implementación de políticas progresistas. Bajo su mandato se aprobaron leyes como la legalización del aborto, el matrimonio igualitario y la regulación del mercado de cannabis, que situaron a Uruguay en una posición de vanguardia en la región.
Durante su presidencia, Mujica también encabezó actos de reparación por crímenes cometidos durante la dictadura. En 2012, pidió disculpas en nombre del Estado uruguayo por la desaparición forzada de María Claudia Iruretagoyena, en cumplimiento de una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
No obstante, su gobierno también enfrentó críticas por las dificultades para avanzar en la derogación de la Ley de Caducidad, que limitaba la investigación y enjuiciamiento de delitos de lesa humanidad. Asimismo, generó controversia el nombramiento del general Guido Manini Ríos al frente del Ejército, figura que más tarde se vincularía con posiciones políticas conservadoras.
Fuera del ámbito político, Mujica fue conocido por su estilo de vida austero. Donaba la mayor parte de su salario como presidente y vivía en su chacra en Rincón del Cerro, junto a su esposa Lucía Topolansky. Esta faceta fue retratada en el documental El Pepe, una vida suprema (2018), dirigido por Emir Kusturica.
En enero de 2025, Mujica anunció su retiro definitivo de la vida pública. “Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo”, declaró en una entrevista, solicitando privacidad en sus últimos meses de vida.
Durante su trayectoria, Mujica mantuvo una activa presencia en la política regional y defendió la integración de América Latina. Fue una figura cercana a líderes como Luiz Inácio Lula da Silva, Cristina Fernández de Kirchner, Evo Morales y Rafael Correa, entre otros.
En sus últimos días, aún enfermo, continuó participando en actos del Frente Amplio, coalición de la que fue uno de los principales referentes. En una de sus últimas entrevistas, con The New York Times, fue consultado sobre cómo deseaba ser recordado. Respondió: “Como lo que soy: un viejo loco que tiene la magia de la palabra”.
Con su fallecimiento, Uruguay pierde a uno de sus dirigentes más emblemáticos, cuya trayectoria combinó la lucha armada, la cárcel, la política institucional y un enfoque personal marcado por la austeridad y el discurso directo.