En un giro mediático sin precedentes para un vocero presidencial, Manuel Adorni debutó este viernes con “Fake-7-8”, un ciclo de streaming semanal que busca desmentir noticias que, según el Gobierno de Javier Milei, son “fake news”. El nombre del programa parodia abiertamente al emblemático programa kirchnerista “6, 7, 8”, emitido por la TV Pública durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner y recordado por su crítica sistemática a los medios opositores.
El programa, que se transmitirá todos los viernes a las 13, apunta directamente contra el periodismo tradicional, al que acusa de operar con desinformación. “Fake-7-8 es para contarles un poco lo que viene pasando en la semana en materia de información, en materia, por supuesto, de falsa información”, dijo Adorni en el inicio de la primera emisión, desde un estudio informal y con estética de streaming.
Un nuevo rol para el vocero presidencial
Lejos de las conferencias de prensa diarias que encabezaba en la Casa Rosada durante los primeros meses de gestión, Adorni ahora limita sus apariciones institucionales y apuesta por este formato más personal y editorializado. Según adelantó, Fake-7-8 podría tener futuras transmisiones en dúplex con otros streamings e incluso llegar a un canal de aire. En el entorno de comunicación del Gobierno no descartan que se le abra un espacio en la TV Pública, en una jugada que cerraría el círculo simbólico del nombre elegido.
Las “fake news” señaladas por el Gobierno
En su primera emisión, Adorni abordó varios temas polémicos de la semana. Uno de ellos fue la publicación sobre el presunto cierre del Instituto Nacional del Cáncer. “Jamás dije que se iba a cerrar. Nadie lo va a cerrar. Se va a transformar y sus funciones se van a centralizar en el Ministerio de Salud”, explicó, cuestionando la cobertura de medios que alertaron por la posible eliminación del organismo.
También se refirió a la disolución de Vialidad Nacional, que provocó críticas por la paralización de obras y despidos. En este punto, Adorni sostuvo que “se creó una nueva Agencia de Control de Concesiones y Servicios Públicos de Transporte que se encargará del monitoreo de las obras”, descartando que se trate de un abandono de funciones del Estado.
Por otra parte, respondió a versiones sobre un supuesto enfrentamiento con periodistas acreditados en Casa Rosada, negó tensiones y apuntó contra “operaciones montadas para dañar la imagen del Gobierno”. Otro blanco fue el análisis de un periodista que calificó al jueves —tras el revés legislativo en el Senado— como el peor día del Gobierno libertario. “El peor día lo tuvo Alberto Fernández, que fue procesado por la causa de los seguros”, retrucó Adorni.
El caso de las valijas en Aeroparque
Entre los tópicos tratados, también figuró el escándalo por el ingreso sin control de valijas a Aeroparque. “El piloto declaró, no da para mucho más. Se dedicaron a pegarle al Gobierno. Las valijas eran de Laura Arrieta y de la tripulación. Creo que había una guitarra, un peluche… nada”, relativizó Adorni, cuestionando la cobertura mediática del episodio.
Comunicación política en tiempos de streaming
La irrupción de Fake-7-8 marca una nueva etapa en la estrategia comunicacional del oficialismo. Con un discurso cada vez más confrontativo hacia el periodismo y un estilo que combina informalidad y ataque político, el Gobierno busca fidelizar a su base de apoyo y consolidar un relato propio ante la proliferación de críticas.
El nombre del programa no es casual: remite a la disputa simbólica por el sentido común y la verdad, un eje central en la batalla cultural que plantea el oficialismo libertario. Al invertir el discurso de 6, 7, 8, Adorni toma prestado el formato de sus adversarios para devolver el golpe.