La cumbre del Mercosur celebrada este jueves en Buenos Aires reunió a los principales líderes de América Latina, pero la atención no estuvo en la integración regional ni en los acuerdos multilaterales, sino en el tenso contrapunto entre el presidente argentino Javier Milei y su par brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. La desconfianza mutua, las visiones antagónicas sobre el futuro del bloque y un pasado reciente cargado de insultos cruzados marcaron un encuentro en el que, pese a los gestos protocolares, se profundizó la grieta política entre ambos mandatarios.
Milei: un discurso que osciló entre conciliación y amenaza
En su intervención, Milei sorprendió con un inicio de tono más moderado que el habitual. “Hay que dejar de pensar al Mercosur como un escudo que nos aleje, sino como una lanza que nos conecte con el mundo. Hay que dejar las diferencias accesorias que nos dividan”, dijo, con un lenguaje que buscó sonar integrador.
Sin embargo, fiel a su estilo confrontativo, el libertario subió el tono minutos después: “Si los socios del bloque insistieran en el mismo camino que no dio resultado, entonces tendremos que insistir en flexibilizar las condiciones de sociedad que nos unen. Emprenderemos el camino de la libertad, y lo haremos acompañados o solos, porque –como ya he dicho– Argentina no puede esperar”.
Milei también aprovechó el foro para lanzar críticas al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, haciendo hincapié en el caso del gendarme argentino Nahuel Gallo, detenido en Caracas y acusado de espionaje. El reclamo, además de dirigirse a Maduro, implicó un tiro por elevación a Lula, quien mantiene relaciones diplomáticas con el gobierno venezolano.
Lula: defensa del Mercosur tradicional y más integración regional
El presidente brasileño no tardó en responder, con un mensaje firme en defensa del modelo económico del Mercosur. “El Arancel Común Externo es el mecanismo para blindar a la región de las guerras comerciales”, afirmó Lula, marcando un contrapunto directo con la visión desreguladora de Milei. Para el líder del Partido de los Trabajadores, el bloque debe ser un escudo frente a la incertidumbre global: “Resguardar espacios de autonomía en un mundo polarizado y fortalecer el comercio entre nosotros es fundamental para nuestra soberanía”.
Uno de los puntos más sensibles de su exposición fue la propuesta de avanzar en el uso de monedas locales para las transacciones dentro del bloque, una idea impulsada por su ministro de Hacienda, Fernando Haddad. La medida apunta a reducir la dependencia del dólar estadounidense en el comercio regional, algo que choca de lleno con la orientación proestadounidense y dolarizadora del presidente argentino.
Más tensiones y una señal política: Lula visitó a Cristina, no a Milei
Lula recibió la presidencia pro témpore del Mercosur con la promesa de cerrar el demorado acuerdo con la Unión Europea antes de fin de año. También anunció negociaciones con países clave de Asia como Japón, Corea del Sur, China y Vietnam. Durante su discurso, las cámaras captaron el gesto adusto de Milei, claramente incómodo con el protagonismo regional que asumía su par brasileño.
A diferencia de lo ocurrido en la última cumbre del G20 en Río de Janeiro, donde el distanciamiento entre ambos fue total, en esta ocasión compartieron algunos gestos públicos. Incluso se registró un breve intercambio durante la foto grupal, en el que Milei lanzó un chiste que Lula respondió con seriedad. Sin embargo, la frialdad se mantuvo como telón de fondo.
Pero el gesto más elocuente de la jornada ocurrió fuera del recinto oficial. Lula evitó una reunión bilateral con Milei y, en cambio, se dirigió al departamento de Cristina Fernández de Kirchner, en San José 1111, donde la expresidenta cumple prisión domiciliaria por su condena en la causa Vialidad. Desde allí, Lula expresó su solidaridad con Cristina, a quien considera víctima de “lawfare”, un punto de coincidencia que consolida la alianza política entre ambos líderes de izquierda en la región.